Sus informes con el mundo famoso anunciando el anuncio inútil, eso significa. Por crecer crecer: saló el pulpo. La mirada del púlpito me ceda. O eso dijo.

“Un mono carnívoro siempre es un molesto” anota en un balde blanco.



Nadie; no gratuitamente. Así que ya se habían muerto: el yo leeré, para ganar con el duplicado y, tiempo del Ya todos: eran esto ante mi abuelo: nace mi abuelo: quienes lo dijeron: que el abuelo dijo: antes de que él nazca, incluso. Su abuelo.



La autobiografía de eso lee a mí el enamorado: desaparecer, gustar, sonreír. Elena vivió. Que este obiza en Obieta que, que ya los, objeto, s su estada de los amantes de mi espejo (yo los puse, a él y el acento), bien ellos dicen para no hablar de ciertas cosas que yo soy yo soy aburrido. Los músculos, los espejos, las calles, los cuernos… Es necesario reducir el estado: no más en el verso la página pálida me teme, dentro de, si lo agrada. Señores, mi sufrimiento no es de moda ni es sufrimiento. Quite que bailó. Todos se pagan hasta el cajón. Yo tengo las demasiadas manos para robar mi cabeza para ser capaz, describir. La coma o no lo come: permanezca en el Ministerio el lector.

Mi útero el carácter pequeño, pequeño, el bla del bla del bla. Concluir, un prólogo. Para empezar:
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Una compañía del nacimiento dando a las cartas anónimas de responsabilidad ilimitada, yo. Tomo contado.


Nosotros nos hablamos: “aparezcamos nosotros a una verdad por la errata de los animales que vuelan me gusta”.


Enfermo vende algunas flores en la esquina de los barrios sensibles.


Él eso: monopolios faltas. Yo terminaré porque con las tierras del idiota no puede continuar, él delimita.





La exactitud frugal de un haiku tira más de un chiste de bueyes de bueyes.


La ola golosa de un endecasílabo tira por lo menos medio chiste de bueyes.



En la palma de mi idioma levantó los tejados pequeño como un animal. Su expresión tácita, mirando o balando en el baño o: bellezas que bañan. Es libre en mi duración que yo tengo hambre pasando una vez sólo durante largo tiempo breve, mis ojos para los papeles con su… perfume con cierta automaticidad de mis nervios, yo existo entonces. Yo me digo: yo los reavivo.


La persona Negra enamorado, en el cambio…se…se escapa, ella aparece.



[para Crecer por Crecer (sin el límite de edad): La Pitón]



De pequeño fue dicho: "Nosotros veremos cómo el Reino de la derrota es". Y no detuvo.

Prolongó los prólogos. Ellos se lo dijeron: "la Pitón".





Suntuoria de la inquietud, seriedad de su pueblo severo, su edad en la serie completamente diferente, siempre la misma cosa, la crema del aumento yo, se cree: helado que eso aloja la crema: no el pláta, no, de carozo no acaba, y necio dio para ser:


Yo sufro, entonces yo existo. Entonces, lloró.
Ellos los miraron lo, la mirada y el bulto: todos crecieron donde él pasó. Prolongó los prólogos. Agregó con los dedos, está seguro, pero era una Alejandra que quebrará de algunos que la desfloraron en el balcón de alguna ventana que llama dos veces de algún Fernández, como el otro.

Encorvó adelante, que piensa que su amigo le ha dicho, el agachate que yo pienso. La mirada de pensares cose. Nazi o con una erección cerca. ¡De aquí!


El grifo o, aquéllos que eran de ayudantes en su nacimiento digieren que ellos le dijeron riéndose, mientras dirigiendo: "nosotros no somos nada."


Prolongó los prólogos con dos figuras para una negatividad pequeña tan mucha, confusión devolviendo al diario qué está leyendo y él, este momento.



Nos permiten suponer que mi vida es un permanente desvío de la monotemática, privado de propósito.


Yo no descubro cuando en aquéllos los ángulos que el delirio sigue, siendo mi suicidio, preguntan a mí ¿por qué sufre porque sufre?


En la palma de mi idioma: el himno de vida: de mi corazón de la cáscara y la palma negra del himno de mi fortuna, el perro, la palma negra que los corrazonan, algún sueño con la fiesta del himen idéntico: ellos honran la cáscara de del.


De la Cáscara y el Idioma de la Cáscara avergonzando chinos.





Decirme entre ve: entonces las jaulas.

Hundió, entonces el éxito, un diálogo de logos es.

Claro, después de haber dicho todo: ¿para ese quieren la poesía?






Tenía un tiempo allí y en el yo era un servidor.



Yo lo conozco, yo soy intolerable, y ahora: la persona que en el mundo no me lee a mí, un imposible, un teórico. Yo soy demasiado legible, yo lo conozco, yo soy el ileíble. Mi equilibrio habrá fluido fuera.

Mi equilibrio habrá fluido fuera.

Mi equilibrio habrá fluido fuera; la única mujer con que habla, de sólo un lado dice a mí que mi equilibrio habrá fluido fuera.



Resuelve, cuando yo lo invitaré a salir si mi equilibrio habrá fluido fuera.


Ustedes los lectores quienes sólo saben sobre las cosas. Si ellos los leyeran, ejemplo, lo que ellos sabrán, lo que gusta, es ir furioso, lo que es, que yo digo, sentirme, el neófito, en la carne y sangre que mi equilibrio se agotará.


Escribir no era menos tonto cuando uno ha sido hecho para pasar por alguien, como otro: siglo.

Si glo. Si glosa. Sí. Si glosa siglos.


Como otro siglo gusta en los vinos buenos, como. Como otro siglo, cómo triste. Y cómo notorio, los gestos de su cara, en el índice, ellos se volvieron él en un inactual andrógino de haber oído con el martillo de su audición, furioso y en lo que yo era, un extraño dijo al amigo, un simple. Canten mis desnudeces, choreen mi intestino: mi palabra en su audición. Mi equilibrio habrá fluido fuera y todos nosotros lo conocemos, el malísimamente malo, pero nosotros operamos nuestra redención: acusarlo para dilatarlo. Con un idioma grande y tan corto, yo soporté siempre, yo dije el cerrado en, mientras sufriendo con el idioma arruinado, incluso cuando nosotros nadamos ellos, actual del desastre, que agujereen para qué: resbalones en el a menos que mi hueso, la mido sin el hueso, ajusta más. Con el idioma en el uno cerrado en un dicho, como en otro, siglo.



Así que él me lee con el leño plegado, al placer pequeño… exageró en mi parto, mi. Y aunque aquí se dice que yo nunca di una gira en el olímpico, y que cuando yo puedo buscar, entonces, yo, el mejor en el barrio, para muchos, para ser el mejor en el mundo, ellos le dicen los únicos que no me conocen, mis amigos.


Mi madre supuso y eso me hizo dejar de pensar que ella dejó de pensar sobre el sexo que yo digo, cambió para la filosofía. Supuso, pensó, un algo más; mi madre apostó a un negocio sospechoso.


El negocio no prosperó; pero mi madre ha estado satisfecha, mientras iba creyendo: para conocerme.


Dijeron a un señor que vivió en un libro, en un libro dónde yo dormí, porque, perseveraron en la inquietud. Cuando el h ya es conocido con los ahorros de una vida entera, tan grande hasta mí el ahorro de las hachas; pero no las razones: la máquina de escribir ¡qué aversión!, es esto, el dice toda la cosa, pero (yo repito; pero),…, bajo un régimen riguroso e inflexible. ¡Qué aversión! Yo repito. ¿Con qué objeto?


Él me pide un amigo que viene con una encuesta para alojar a los efectos, para formar, para una edad.



Para una edad en que yo le contesto con la mano. Yo corté, a él, excluyó, mientras bailando. Argentina en una mano, que diga el pan pero, al de las palabras los toma a él el vento que él jede en los labios espesos, por otro lado aquí se afirma, nuestra hechura del papel él (yo repito, para asirlo) que el poder y el cordón son cosa diferente, y que el cordón sólo da: honre llano del Witz o la única cosa que yo hago (para asir): empezar con quien era, en el rigor, el inventor de leer. El aplauso manco: y todos se han desinflado.




Como la calle entera, calle de marfil donde ellos dicen con el índice. El viajero guió por el índice, las señales de la circulación: todos los lectores.

Quizá un masoquista vertió para ver e impulsar el sentimiento, cuándo salir, el vértigo minucioso para salir. Él, el índice, dice lo que se lee en la cara. Un plan de emotividad, el terror de la hilaridad del afecto, la señalización de las expresiones en el éxtasis de la circulación es todos, nuestro gesto largo de la jornada, dividido y mundial, durante el tanto tiempo de la telepatía de las masas, atento…

se cae la gota por la gota.



Con el mismo miasma en mano se cae la gota por la gota, levantó tejados. Su expresión tácita. Para pegar algunos carteles. Para pegar; los carteles. Los carteles (para pegar). Le gustaría escribir el baile. Que se ríe, mientras escribiendo mientras va a hilar: es un algo más.



Realmente, se juega para ser sincero ahora: yo le doy las armas.



Miscelánea de la mano en mí las maravillas yo planteo el afecto: el levantamiento en los télos, obvio.

Ellos dicen que yo soy, obvio, aburrido, y yo sólo digo lo que llega a mí cuando yo digo lo que pasa, yo ya no puedo contar que tiene un accidente que llega al cero cuando querer que el cero no es, la mariposa para soñar. Por ejemplo, era el dadá, el Diablo dice, él come un punto y cuando beber a sorbo de los anos, yo no quiero ningún chiste ya.

Permita, negó sangre y cienos.


Ellos dicen las estadísticas, llueve.



Es cierto que si yo publico mi trabajo, yo tendré otro lector seguro. Es el necesario para asir a un papá del curso, para comprometer el suicidio.





Cuando empieza a sentir necesidad para quitar el pedazo y los carteles: las cursivas son las muestras o ningún pan ningún circo: para ser, hecho paja en el público, al efecto demostrar lejos al público de la carrera que es el fin de las ideologías. ¡Los míos imaginan orgías, para coger el tiempo entero leído!: no puede servir a dos rengo el bastón, para hablar de él, las cursivas…, los ojos abren de no todos es víspera, la pasión inútil, péase aquí, ellos no eran buenos: él ver el tercio dónde yo escribo a las líneas de mi cara, la pobreza; estas líneas, de.


Es necesario reducir el estado, menos amanecido y si él



Agrada, separó: yo Discuto, ungüento de un asno argenti, no: Cordobés:

(Yo, no)


Espacio
dado a la compañía
siguiente
en eso cree mi, país) .



Un muchacho que, romanos saciados, decida emigrar. Pero nunca llega. Lección que yo aprendí, cuando ellos cambian las cosas, los años. ¡Cada dos, para tres… Ya se ha publicado, ya! (Era un relleno, una excusa para ir furioso. La pregunta es: ¿se desplomó mi propia trampa? Para instruir al soberano así los días y los ocios, trabajos y las noches, bajo el no de los travestidos, gastado pero, este camino, éste plegó felicidad para no plagiar todos que la ignorancia agregó a un cordón de errores de cálculos incitada a dos con ser capaz de obligarle a que escribir para ser las concurrencias que besan al plagiario consecutivo en el que yo me enrollo de una manera impune: ser inédito: implume, mi nombre. Y es cierto, si: en una mano mi trabajo en el otro mi vida y en terceras horas el retrato del General). [Ni por el arte el arte ni porque sí, y menos por el orto: crecer por crecer.]







Éticas de “La Pitón” [de la pelotudez de estar vivo]