La Vista atraída con las eras, cuando aparecen; la semejanza del deseo del huacho, ruido, salvajemente; “Soy”, siendo dañado por el afecto. Diré sobre ése el ajuste a muerto de algunas palabras al discurso. La Vista atraída con las eras, cuando aparecen. Los dos o el extremo uno, del fuego no son seguros. Interpuse pienso, gotas del ojo; no es el vistazo momentáneo.
Casar solamente, un amor donde casi está el perfume entero. Pero rompí a él el suyo y lo inflo hoy.



Yo soy en la yema del huevo, en el blanco, del animal salvaje que esfera la fiesta distraído en mi pensamiento (en la yema del huevo). O ellos perdieron las heladas o no goteó geométricamente del pan a él pronto. En el ego donde el lado crece, dos manos, y diez, yo: Es; la materia lisiada. El imperio con el escroto en la cueva implicado del señor en las palabras inconscientes. Ocupen ustedes mismos al peor doloro y fragante dentro de. Flagrante en el trasero. Para morirse para la existencia, entificado. El tango exuberante o él llorando rodea con una pared.



Yo rasgo a los hombres del crédito en el idioma del pecho. Yo me río exclusivamente ¿para?... el día del hombre del crédito que se rasga, en las garras de una. Él en ninguna, las hojas: va a España. Ordenando ellos tienen la codicia. Esto es; la cosa coja. En algunos, se marcha, el imperio competente del perro empírico obstinado en el nicho, pronto es croto ocupado por el más peor y escupió eso que más peor que el infierno y fragante dentro de. Yo lacero de Tener-hombre en el idioma del pecho. Atrás el tango opulento detiene los motivos.


Después de cada exfoliación de él y esto es y trata las piedras preciosas, las yemas del huevo del yo y los roídos se rieron del orgón que ordena y empuja el codo en sí para ser conocido. Yo tiro a un eco esto previamente: la vivacidad sabe esperas de la esfera del eje elegido para sí o labor ocio para vivir en suyo: al ilegible. De él es la vida, especular y eyacular. Por esta razón es la tela buena para escribir sin la cabeza en que cualquiera se sienta. Era el yecto fuelle vos su Yo; de nuevo. Soporte las manos para declamar en la cama para capturar del inmortal la cosa popular y nacional, ay. ¿Para gastar el papel hizo donde el reproche ata para todos los errores de las tesis?


Ellos siguen las líneas encorvadas y correctas, la lógica, (el mismo), y yo encarcelé a sus críos tontos: las llamadas. Tenidos a la cáscara calurosa conmigo ellos levantaron porque yo soy y yo hago una ablución en el poleo y las mitades mi otro huevo costó para hacerme la empresa no obstante. Yo el golpeante de la mujer. Llano es no tener un título del estado del sexo y menos esa primacía, la paja que está en la virtud. La paranoia de quienquiera o: ellos lo encendieron.


Lo que yo no tengo, similitud de un huacho del deseo, el sonido, ferozmente. La oportunidad nos ama, el niño nos trae en la conexión. (Por la razón.) Yo diré que algunas palabras matan para hablarme, encima de lo que es casi imposible: él, las pieles del ojo para el amor a la sabiduría. Y la vista me atrajo, y desempolvan las eras, y cuando ellos aparecen la totalidad de aquéllos, y ese levantamiento. Y el amor es este deseo simpático, y esta ternura capaz, y o él, y o es nada, y llevó las frutas, y se multiplicó, y esta duración entera mientras yo entretuve sangre. Durante la oportunidad de amarnos omitida, que había llamado. Subido adelante, se vuelve, “yo hablaré del signo rojo”. Ambos o quemando, del fuego no están seguros. Sólo casarse, un amor donde el perfume entero casi. O yo fluyo y o se olvidaron de la producción.



[la bestia]